“Materia del despertar”
acrílico sobre lienzo 63×166
Hecho de músculos, luz y sombra. Este cuerpo no solo se mueve, despierta. No en el sentido físico, sino en lo esencial. La obra muestra al ser que se reconoce, que cruza el umbral de lo inconsciente y se vuelve presencia. Crines en alto, emerge no para escapar, sino para estar pleno, inevitable, como si fuera su primer instante de verdad.
“El espiritu que cruza el velo”
acrílico sobre lienzo 80,5*99,5
No todo lo que se ve pertenece a este lado. Esta obra es umbral: un cruce súltil entre presencia y ausencia, entre lo que fue forma y ahora es sólo vibración. El espiritú avanza, ligero e invisible, abriendo el velo que separa lo real de lo intuido.
acrílico sobre lienzo 119,5*99,5
Envuelto en la marea, el caballo no huye: custodia. No es solo fuerza, es memoria líquida, instinto que fluye y protege.
Esta obra es canto azul a lo indomable y a lo oculto, un símbolo de aquello que, aunque sumergido, permanece despierto.
“Cartografía del alma” – acrílico sobre papel 30×40,5
El caballo aparece fragmentado, en detalle íntimo, con la mirada como centro, rodeado de azules vibrantes, trazos orgánicos y símbolos que recuerdan a escritura y música. Es como si hablara de la memoria inscrita en la piel y en los ojos.
“L´histoire d´un vol” – acrílico sobre lienzo 35×70
No todo es vuelo libre. A veces las alas conocen el deseo, pero no el destino. Un águila atravesando el cielo hacia lo que imagina intacto, una isla, tal vez un refugio. Pero algo la retiene: redes suaves, dulces, invisibles. Frutos que no alimentan pero seducen. ¿Es esto un viaje o una trampa? ¿Un robo de aire? ¿In intento de escapar a de regresar a sí misma? Cada vuelo lleva una historia. Esta es la de aquello que casi se libera.
lienzo rígido – 60×80
No interviene. No nombra. Sólo está. Pero su mirada cambia las cosas: las abre, las revela.
Esta obra es un umbral: lo que se deja ver y lo que se activa en quién mira.
Porque observar también es crear. y quién mira del todo…ya no es el mismo.
“Entre raíces y fronteras”
acrílico sobre lienzo – 50×70
Los árboles se yerguen firmes, pero sus cuerpos penden de un hilo: migrar es habitar lo frágil, lo incierto, lo que apenas sostiene.
“Islas humanas”
óleo sobre lienzo rígido 20,5×30
No son aún del lugar al que llegan, ni ya el que partieron: existen en el intervalo, suspendidos en un tiempo intermedio.
“Cenizas en el aire” – Lienzo rígido intervenido y material de carga 60×80
Esta obra es cicatriz y advertencia. El lienzo arde (literalmente), y en su quemadura se abre paso un grito: COP28, una palabra suspendida en el fondo oscuro, luminiscente como si viniera del futuro a recordarnos que ya no hay más tarde. Cenizas en el aire, como lo que fuimos, como lo que quizás no seremos.
lienzo rígido – 60×80
Allá va, girando hacia la nada. Una prenda, una piel, un símbolo: el sujetador vuela. En el espacio sin centro ni norma, una mano lanza no solo la tela, sino mandato. Esta obra celebra el instante leve y radical en que lo que nos sujeta deja de pesar.
“El pulso de la luna”
óleo sobre lienzo rígido 60×80
No late con sangre, late con sombra. Su ritmo no es humano, pero nos atraviesa. Esta obra escucha ese compás, lento que mueve los mares, que inclina los sueños, que arrastra lo inconsciente como quién acaricia desde lejos. Un pulso silencioso, eterno.